sábado, 16 de febrero de 2019

15 de Febrero: Aparición de la Virgen de Luna de Pozoblanco-España (~1450)

15 de Febrero
Año: ~1450 / Lugar: POZOBLANCO, Córdoba, España
Virgen de Luna de Pozoblanco
Vidente: Un pastorcito


Aparición de la Virgen de Luna de Pozoblanco

Según la tradición, todavía en la época de la dominación musulmana de España, la Virgen se apareció en Pozoblanco a un pastorcito. Dice la leyenda que había en Pedroche —ha muchos años— un pastorcito que antes del amanecer, salía con sus ovejas, blancas como la nieve, cogía su zurrón y con su borreguito “Lucero”, de color canela con pintitas blancas, allá se iba en busca de fresca hierba que alimentara al “ganado”.
El “clarear” del día le sorprendía ya metido entre las encinas, anda que te anda, cantando y haciendo sonar el cascabel de “Lucero”, al que llevaba en sus brazos, por ser éste muy chiquito y porque de andar pronto se cansaba.
¡Ti-lín… ti-lín!Ya se fueron las estrellas.¡Ta-lán… ta-lán!Ya viene el Sol en busca de ellas.
Las alondras… pií… pí…, pasaban rozando cerquita de “Lucero”, tiritaba un poco con el frío de la mañana; el pastorcito lo arropó con su azalea, dejándole la cabeza al aire para que no se ahogara. La oveja “Grande”, madre del corderito, se había quedado rezagada del resto del rebaño y caminaba al lado del pastorcito, lamiéndose las manos y llamando a su hijo:… bee… bee.
Lejos, se veía un arroyito de agua clara, que corría entre juncos y tropezaba con unas piedrecitas blancas haciendo:… glu… glu… glu…
…Bebiendo estaba, cuando miró al arroyito y vio retratada en el agua una Virgencita con un Niño en los brazos y una Luna a Sus pies. Volvió la cabeza y encontró en la rama de una robusta encina a la Virgen que había visto en el agua… Lleno de alegría y loco de contento, subió al árbol, cogió la Virgencita y la metió en el zurrón para llevársela a su casa.
“Andando, andandito”, hacia el pueblo se encamina, presto el paso, para enseñar a sus padres la Virgen que se le ha aparecido. Llega a su casa y la madre, que lee la alegría en sus ojos, le pregunta:
 ¿Qué traes, que tan contento vienes?
 ¡Mira! —le dice metiendo la mano en el zurrón… ¡Anda!, no está aquí; yo la metí en el zurrón y no está aquí la Virgen.
 ¡Se me ha escapado del zurrón la Virgen! —exclama el pastorcito llorando.
Al día siguiente, pidió a su madre unos cordeles y, “muy de mañanita”, se fue al lugar donde había visto la Virgen y la encontró de nuevo, en la rama de la encina; la cogió y volvió a meterla en su zurrón. Pero esta vez la ató con los cordeles, para que no se pudiera ir. Seguro que ahora sí que la verían sus padres y todo el pueblo, hacia allá corrió ligero como un gamo… Y su sorpresa fue grande cuando, después de desatar los cordeles con mucho cuidadito, notó que la Virgen había desparecido de nuevo.
Por tercera vez acude a llevársela, cuando oye que la Virgen le dice:
“Pastorcito, no Me lleves más en tu zurrón, porque quiero estar aquí en estos jarales”…
Aquellas dulces palabras de la Virgencita dejan encantado al pastorcito, que quisiera ahora ir “en volandas” a su pueblecito a dar la Buena Nueva.
Y dicho y hecho: “por la trocha”, aquí brincando y allí corriendo, el pastorcito llegó a Pedroche antes que decir amén, comunicando a todos lo que la Virgen le dijo.
El pastorcito, sus padres, hombres, mujeres y niños de la villa de Pedroche, salen hacia el lugar donde se ha aparecido la Virgen. En el camino se les unen los pastores que habitan en las chozas de las majadas. Lejos suenan: ¡ti-lín ti-lín…! las campanitas de las ovejas; los cabaones chirrían en los cogollos altos de las encinas; se oye el ru… ru de las tórtolas que arrullan y… “aprisita”, bajo el cielo azul y pisando la verde pradera, llegan todos juntos a la encina que está cerquita del arroyo y se encuentran a la Virgen con el Niño Jesús en Sus brazos y una Luna a Sus pies.
Arrodillados, comienzan a rezarle una Salve que, trémula de fervor, sube al Cielo ascendiendo entre las nubes, cual vellones de blancos corderos que parecen suspendidos por una hebra de oro, allá muy alto, muy alto.
Mientras esto pasaba, la noticia de la Aparición de la Virgen había corrido con la velocidad de un cometa por los pueblos del Valle de los Pedroches, Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, que acuden presto y se disputan la veneración de la Virgen, alegando que se ha aparecido en terrenos que pertenecen a las tres villas. En efecto, las autoridades de Pedroche, Pozoblanco y Villanueva decidieron levantar una Ermita en el mismo sitio de la Aparición, ya que la encina deslinda con los tres pueblos.

Ermita de la Virgen de Luna.

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