domingo, 20 de enero de 2019

20 de Enero: Aparición de la Virgen y Conversión Instantánea de Alfonso Ratisbonne (1842)

20 de Enero
Año: 1842 / Lugar: Iglesia Sant’Andrea alle Fratte, ROMA, Italia
Aparición de la Madona del Milagro
Vidente: Alfonso Ratisbonne
Ratisbonne_Alfonso
Alphonse Marie Ratisbonne.


Aparición de la Virgen a Alfonso Ratisbonne


Datos biográficos
Alfonso Ratisbonne era un judío muy rico, banquero y abogado de profesión, que nació en Estrasburgo, Francia el 1 de mayo de 1812 y murió siendo sacerdote católico, a los 72 años, en Ein Kerem, al Oeste de Jerusalén, el 6 de mayo de 1884.
Alfonso tenía un gran sentido del humor, pero guardaba en su corazón un fuerte odio a los católicos, sobre todo desde que su hermano Teodoro se había convertido y ordenado Sacerdote en la Iglesia Católica. A la edad de veintisiete años, antes de casarse con su prima Flora, decide marchar a Jerusalén, visitando durante el viaje las principales ciudades europeas.

Basílica Sant’Andrea della Fratte, en Roma.
Por equivocación en Roma
Mientras iba de viaje a la isla de Malta, por apremio de tiempo, cambió su ruta siguiendo el camino de Palermo, y por equivocación subió a un tren con dirección a Roma, donde llegó el 6 de enero de 1842. En Roma, como cualquier turista hubiera hecho, se dedicó a visitar los monumentos que él juzgaba más interesantes. Allí se encontró con un amigo, el Barón Teodoro Bussiére, francés converso del protestantismo, hombre devoto y consciente de su responsabilidad de evangelizar. Éste le contó de los milagros que estaban ocurriendo por medio de la Medalla Milagrosa. Pero Ratisbonne lo rechazó tildándolo de supersticioso. 
El Barón no se dio por vencido y desafió a Ratisbonne a someterse a una simple prueba sobre la eficacia de la Medalla. Debía llevarla y rezar el Memorare todos los días. Ratisbonne, ante la insistencia del Barón y para demostrar que nada le iba a persuadir a convertirse, se puso la Medalla. El Barón y un grupo de amigos se comprometieron a rezar por la conversión de Ratisbonne. Entre ellos, el conde Laferronays, que estaba muy enfermo y ofreció su vida por la conversión del “joven judío”. Ese mismo día entró en la Iglesia y rezó 20 Memorares por esa intención, sufrió un ataque al corazón, recibió los sacramentos y murió.
Aparición de la Virgen
20 de Enero de 1842
Durante la noche del 19 al 20 Alfonso se había enfrentado con la visión de una Cruz, limpia y desnuda, que le atormentaba en el corazón. Al día siguiente, 20 de enero de 1842, Alfonso se encontró en la calle con el Barón de Bussiére. Éste se dirigía a la iglesia de Sant’Andrea della Fratte, cerca de la Plaza España, en Roma, para hacer los arreglos del funeral por su amigo el Conde de Laferronays. Alfonso, que había convenido en acompañarle, se quedó mirando las obras de arte mientras su amigo, el señor Bussiére, entraba en la sacristía. De súbito, un enorme perro negro salió sin saberse de dónde y comenzó a husmear delante de Alfonso. El perro desapareció de repente, lo mismo que había aparecido; pero Alfonso se sintió atraído hacia la Capilla de San Miguel Arcángel, de donde salía un caudal ofuscante de luz; allí se le apareció, Majestuosa, la Virgen María. Él levantó sus ojos y contempló a Nuestra Señora en la misma actitud en que estaba representada en la Medalla Milagrosa. Sólo pudo verla por un momento; era tanta Su radiante hermosura que apenas pudo levantar los ojos a la altura de Sus Manos. Hincado de rodillas, con lágrimas en los ojos, Alfonso definía las Manos de la Virgen como «la expresión más viva de todos los secretos de la Divina Bondad». Añadía, además, que la Virgen María no le había hablado cosa alguna, pero que él «había entendido todo». Comprendió que su conversión la debía a la Medalla, a las oraciones de la Cofradía del Inmaculado Corazón de María y al señor Conde de Ferronays que, antes de morir, había dicho más de 20 Memorares por él. Así había ocurrido el hecho de su conversión.

Altar de la Madonna del Milagro, Iglesia S. Andrea delle Fratte, Roma. Aquí ocurrió el milagro. En aquel tiempo estaba la imagen de S. Miguel Arcangel donde hoy está la Virgen.
Durante el proceso canónico que corroboró lo sobrenatural del hecho, Alfonso relató la visión de una Señora de extraordinaria belleza, llena de Luz, en la cual reconoció a la Virgen María con el mismo aspecto con el que aparece en la Medalla Milagrosa. Él escribió, refiriéndose a los hechos:
“Ella me pidió que me arrodillara. La Virgen no pronunció ninguna palabra, pero yo lo comprendí todo… experimenté un cambio tan completo que creí ser otro, la alegría más ardiente brotó del fondo de mi alma; no podía hablar… no sabría dar cuenta de las verdades de las cuales había adquirido conocimiento y fe. Todo lo que puedo decir es que cayó el velo que tenía ante los ojos; no un solo velo, sino que se desvaneció la multitud de velos que me rodeaba… salí de un abismo de tinieblas, vi al fondo del abismo las miserias extremas de las que había sido sacado por obra de una Misericordia infinita… tantos hombres descienden tranquilamente a este abismo con los ojos cerrados por el orgullo y la indiferencia… Se me pregunta cómo he aprendido estas verdades, pues es cierto que nunca he abierto un libro de religión, ni he leído nunca una sola página de la Biblia: todo lo que sé es que, entrando en la iglesia, lo ignoraba todo, y saliendo, lo veo todo claro… no teniendo ningún conocimiento literal, interpreté el sentido y el espíritu de los dogmas, todo esto entró en mí, y estas impresiones, mil veces más rápidas que el pensamiento, no solamente conmovieron mi ánimo, sino que lo dirigieron hacia una nueva vida… Los prejuicios contra el Cristianismo ya no existían, el amor de Dios había tomado el lugar de cualquier otro amor.”
Conversión Instantánea y Sacerdocio
Ratisbonne_sacerdoteCuando el barón regresó de la sacristía se encontró a su amigo orando de rodillas con gran fervor frente al altar de San Miguel. Ratisbonne, entonces, le dijo que deseaba confesarse y prepararse para entrar en la Iglesia. Mientras tanto, el Vaticano siguió una investigación oficial sobre el Milagro de la conversión. El Cardenal Patrizi presidió las veinticinco sesiones que se celebraron del 17 de febrero al 3 de junio de 1842. La decisión del tribunal fue afirmativa, la conversión de Alfonso había sido un milagro obtenido por mediación de María. Su ingreso en la Iglesia tenía un carácter internacional. El Cardenal Patrizi, Vicario de Roma, escuchó la abjuración de sus errores, le bautizó, le confirmó y le dio la primera comunión el 31 de enero de 1848.
Terminados los interrogatorios, Alfonso ingresó en la Compañía de Jesús y con ellos permaneció diez años, siendo ordenado Sacerdote. Sin embargo, una voz persistente le decía que debía marcharse y dedicarse a la conversión de los judíos. Con los debidos permisos dejó a los Jesuitas para unirse a su hermano Teodoro en las fundaciones de «Nuestra Señora del Monte Sión» y de la «Congregación de Sacerdotes de San Pedro», para la conversión de los judíos.
La conversión de Ratisbonne fue muy famosa y tuvo gran impacto en una cultura muy influenciada por el racionalismo, que rechaza las realidades espirituales. Las noticias de la «Madonna» y Ratisbona invadieron Europa entera, particularmente los círculos políticos y financieros, donde los nombres de Ratisbona, Bussier y Laferronays eran muy conocidos. La Medalla no era un regalo tan sólo para los católicos.
El altar de San Miguel donde ocurrió el Milagro en la iglesia San Adrea de Fratte ha sido remplazado por una gran pintura de la Virgen según Ratisbonne la describió. (San Miguel fue movido a otro lugar de la misma iglesia). El Papa Juan Pablo II visitó y oró en el altar de la Aparición.
De vuelta a Roma
El día 25 de enero de 1878, Alfonso volvió a Roma a hincar sus rodillas delante del altar donde la Virgen María le había mostrado su hermosura y bondad. Allí, nuevamente, derramó lágrimas de emoción. Nadie le había conocido los primeros días; pero al ir a celebrar Misa en la iglesia donde tuvo lugar su bautismo, el prefecto, sacerdote joven, le dice leyendo su tarjeta: «Estos son los nombres del señor Ratisbona de Sant’Andrea.» «Cierto —le contestó Alfonso—; los mismos nombres. Y yo soy paisano suyo.» Y en esto quedó todo.
Contaron a Pío IX lo ocurrido y el venerable Pontífice, gravemente enfermo, se alegró mucho. El día primero de febrero, aniversario del día en que fue presentado a Gregorio XVI, el Padre Alfonso era recibido por Pío IX.
Alfonso regresó a Palestina lleno de gozo. Seis años después, el 30 de abril de 1884, llegaba a la residencia de San Juan para dar apertura al mes de María. Al celebrar la misa, un dolor le hace abandonar su deseo; aquella pulmonía era la preparación a la muerte. «En mis horas postreras —decía Alfonso— no me sugiráis otra jaculatoria que el dulce nombre de María: esta palabra bajará a lo más íntimo de mi corazón. Si el 20 de enero vi a María y la Cruz, ahora veo la Cruz con María; mas muy pronto ya desaparecerá la Cruz y estaré con María.»
Alfonso fue un Sacerdote ejemplar, activo y ferviente. En su aposento había entronizado la imagen de Nuestra Señora. Murió el 6 de mayo de 1884. Sus amigos levantaron una estatua a la Virgen de la Medalla sobre su tumba para que vigile sobre él y sirva de recuerdo a los pasajeros. María es el camino hacia Jesús.
Ratisbonne's_tomb
Ein Kerem, Nuestra Señora de Sión, tumba de Alphonse Marie Ratisbonne.

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