Tomado del Año Cristiano o Ejercicios Devotos para Todos los Días del Año. Madrid, 1780. Diciembre. Día 18. Página 352.
LA EXPECTACIÓN DEL PARTO
De la Santísima Virgen, que también se llama la Fiesta de la O
Se celebra este día en la Iglesia de España, y en muchas Iglesias de Francia una Fiesta particular en honra de la Santísima Virgen, que en España se llama la Fiesta de la Expectación del Parto de la Santísima Virgen, y en Francia se llama la semana de preparación, porque esta fiesta comienza ocho días antes de Navidad, y continúa esta devoción todos los días hasta el del sagrado parto de la Santísima Virgen. De suerte, que esta fiesta es propiamente una Octava antes de Navidad, destinada toda a preparamos para el nacimiento del Salvador, por medio de una devoción particular al parto de su Santísima Madre.
Como la Anunciación de la Virgen era a un mismo tiempo la Encarnación del Verbo y la Concepción de Jesucristo, se celebraba su fiesta en la Iglesia desde los primeros tiempos el 25 de Marzo con una solemnidad general. Pero como esta fiesta caía algunas veces en Semana Santa, y aun en Viernes Santo, o en la semana de Pascua, se hallaba no sé qué inconveniente en celebrar la Encarnación del Verbo en un tiempo, que estaba destinado a solemnizar la triste memoria de su Pasión y su Muerte, o el triunfo de su Resurrección gloriosa. En el compendio de los Cánones que compuso Harmenópulo, se encuentra todavía una constitución del Patriarca Nicéforo, que dice, que si la fiesta de la Anunciación cae en Jueves o Viernes Santo, se podrá sin escrúpulo comer de pescado y beber vino.e celebra este día en la Iglesia de España, y en muchas Iglesias de Francia una Fiesta particular en honra de la Santísima Virgen, que en España se llama la Fiesta de la Expectación del Parto de la Santísima Virgen, y en Francia se llama la semana de preparación, porque esta fiesta comienza ocho días antes de Navidad, y continúa esta devoción todos los días hasta el del sagrado parto de la Santísima Virgen. De suerte, que esta fiesta es propiamente una Octava antes de Navidad, destinada toda a preparamos para el nacimiento del Salvador, por medio de una devoción particular al parto de su Santísima Madre.
Este inconveniente obligó a los Obispos del Concilio X de Toledo, celebrado el año 656, a trasladar esta fiesta al día 18 de Diciembre, ocho días antes de Navidad, como a un tiempo únicamente consagrado a celebrar la Encarnación del Hijo de Dios, y la divina maternidad de la Santísima Virgen. No pareciendo conveniente, dicen los Padres de aquel Concilio, celebrar la Encarnación del Verbo en un tiempo en que se Solemnizan la fiesta de su Muerte y de su Resurrección gloriosa, los Padres juzgaron debían ordenar que ocho días antes de Navidad se celebrara en España con toda la celebridad posible la fiesta particular de la Madre de Dios, para queasí como la fiesta de Navidad tiene una Octava solemne, así también la fiesta de la Madre de Dios no careciese de esta santa solemnidad. ¿Por ventura, añaden los mismos Padres, la Encarnación del Verbo no es una de las mayores fiestas de la Madre? La Iglesia de España tuvo por conveniente trasladar esta fiesta de la maternidad divina de la Santísima Virgen a este día, para darle una solemnidad perfecta y una Octava entera en tiempo de Adviento, el que no es propiamente otra cosa que una continuada fiesta del Misterio de la Encarnación, y de la augusta Maternidad de la Virgen. Esta Fiesta, dice el mencionado Concilio, estaba ya establecida en España y en otros muchos Reinos del Orbe católico.
No obstante, habiendo juzgado después la Iglesia de España que era más conveniente conformarse con la Iglesia Romana, que es la madre y maestra de todas las otras, y que siempre había perseverado celebrando la fiesta de la Anunciación el 25 de Marzo, como que era el día en que se había obrado el Misterio de la Encarnación, quiso sin embarga retener la fiesta de la Madre de Dios ocho días antes de Navidad, a la que desde entonces dio el nombre de la fiesta de la Expectación del Parto de la Santísima Virgen. Aunque la Iglesia Católica no haga otra fiesta de la Anunciación fuera de la del 25 de Marzo, sin embargo la Iglesia de Toledo celebra siempre las dos, la una a 25 de Marzo, por conformarse con la Iglesia Romana, que es la madre y maestra de todas las otras Iglesias; la otra a 18 de Diciembre, ocho días antes de Navidad, según el establecimiento de la Iglesia de Toledo, recibido después por todas las Iglesias de España, en donde esta fiesta se celebra con mucha pompa y devoción.

Esta fiesta de la Expectación de la Virgen se llama también la fiesta de la O, a causa de los grandes deseos que manifiesta la Iglesia durante estos ocho días, de ver nacer al Salvador del mundo, y por los ardientes votos que hace y explica por medio de unas Antífonas particulares, que comienzan todas por la letra O: O Sapientia, O Adonai, O Radix Iesse, O Clavis David, O Oriens Splendor, O Rex gentium, O Enmanuel; y que acaban todas con un Veni:Venid a enseñarnos el camino de la prudencia. Venid, Señor, a redimirnos con la fuerza de vuestro poderoso brazo. Venid, Hijo de David, a ponernos en libertad, y no tardéis. Venid, Llave de David, y Rey de Israel, y sacad de la cárcel a los que gimen en las tinieblas y sombra de la muerte. Venid, luz del eterno día, Sol de justicia, y disipad las tinieblas en que vivimos. Venid, Rey de las naciones, y salvad al hombre que formasteis de la tierra: finalmente, venid, Manuel, Dios Grande, que queréis venir a habitar con nosotros; venid a salvarnos, pues sois nuestro Señor y nuestro Dios.
Esto es lo que se llama las Oes, las que, como se ve, no son otra cosa sino unas cortas pero ardientes súplicas, sacadas todas de los más notables pasajes de la Escritura: por las cuales la Iglesia, entrando en el espíritu y en el sentido de los antiguos Patriarcas, y de los más santos Profetas, manifiesta a imitación de estos santos Personajes los ardientes deseos que tiene de ver nacer de la Santísima Virgen aquel divino Salvador, a quien Jacob llama la Esperanza o Expectación de las naciones, y el deseo de los collados eternos:[1] y el Profeta Ageo le llama el deseado de las naciones.[2]
Esta misma Expectación hacia prorrumpir a Isaías en estas expresiones que tienen, o parecen tener tanto de entusiasmo: Cielos, enviad de lo alto vuestra rocío, y hagan las nubes que el Justo baje como una lluvia: ábrase la tierra, y brote al Salvador, y nazca la justicia al mismo tiempo: Ojalá rompieras los Cielos y bajaras; a imitación de éste hablan todos los otros Profetas.

En el día del sagrado parto de la Madre de Dios, dice Gersón, fueron oídos los deseos de los Patriarcas y Profetas; este dichoso día, añade él mismo, puede llamársela primera y principal fiesta de la Santísima Trinidad, pues es el día de sus más pasmosas maravillas.

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