San Juan María Vianney
La Eucaristía era el centro de su existencia. Ante Jesús Sacramentado se pasaba las horas disponibles, cuando no se lo impedían sus obligaciones pastorales, especialmente las confesiones.
Fue un mártir del confesionario
(en los últimos años confesaba unas quince horas al día, y a veces más), un
adorador perpetuo de la Eucaristía y un amante de la Virgen a toda prueba.
Dios le concedió muchos dones.
Según testigos, veía a Jesús en la Eucaristía casi todos los días.
La Virgen, Santa Filomena y otros Santos se le aparecían con frecuencia. Tenía
el don de discernimiento de espíritus para conocer el corazón de los penitentes
que se acercaban a él. Rezaba mucho por la conversión de los pecadores y por
las almas del Purgatorio.
Su vida fue un milagro de Dios,
pues durante muchos años apenas comió casi nada. Ayunaba frecuentemente a solo
agua. Se daba disciplinas y oraba intensamente por la conversión de sus
feligreses y penitentes, pudiendo así transformar su parroquia y decir: Ars
ya no es Ars.
Vida y Anécdotas del Santo Cura de Ars |
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