San Ignacio de Loyola
La conversión de San Ignacio de Loyola ocurrió en el año 1521, cuando una bala de cañón le rompió la pierna durante una lucha en defensa del castillo de Pamplona. Con el objeto de distraerse durante la convalecencia, pidió algunos libros para leer pero lo único que se encontró en el castillo de Loyola fue una historia de Cristo y un volumen de vidas de Santos. Los comenzó a leer para pasar el tiempo, pero poco a poco empezó a interesarse tanto que pasaba días enteros dedicado a la lectura. Y se decía: "Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, bien yo puedo hacer lo que ellos hicieron". Finalmente, Ignacio resolvió imitar a los Santos y empezó por hacer toda penitencia corporal posible y a llorar sus pecados.
Una noche, se le apareció la Madre de Dios, rodeada de luz y llevando en
los brazos a Su Hijo. La visión consoló profundamente a Ignacio. Al terminar la
convalecencia, hizo una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de
Montserrat, donde determinó llevar vida de penitente.
"A fin de imitar a Cristo nuestro Señor y asemejarme
a Él, de verdad, cada vez más; quiero y escojo la pobreza con Cristo pobre, más
que la riqueza; las humillaciones con Cristo humillado, más que los honores, y
prefiero ser tenido por idiota y loco por Cristo, el primero que ha pasado por
tal, antes que como sabio y prudente en este mundo". Se decidió a
"escoger el Camino de Dios, en vez del camino del mundo"... hasta
lograr alcanzar su santidad.
Ejercicios Espirituales (1548) |
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