jueves, 31 de julio de 2014

Los Ejercicios Espiritualles de San Ignacio de Loyola, obra maestra de la ciencia del discernimiento

San Ignacio de Loyola



La conversión de San Ignacio de Loyola ocurrió en el año 1521, cuando una bala de cañón le rompió la pierna durante una lucha en defensa del castillo de Pamplona. Con el objeto de distraerse durante la convalecencia, pidió algunos libros para leer pero lo único que se encontró en el castillo de Loyola fue una historia de Cristo y un volumen de vidas de Santos. Los comenzó a leer para pasar el tiempo, pero poco a poco empezó a interesarse tanto que pasaba días enteros dedicado a la lectura. Y se decía: "Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, bien yo puedo hacer lo que ellos hicieron". Finalmente, Ignacio resolvió imitar a los Santos y empezó por hacer toda penitencia corporal posible y a llorar sus pecados.

Una noche, se le apareció la Madre de Dios, rodeada de luz y llevando en los brazos a Su Hijo. La visión consoló profundamente a Ignacio. Al terminar la convalecencia, hizo una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Montserrat, donde determinó llevar vida de penitente. 

"A fin de imitar a Cristo nuestro Señor y asemejarme a Él, de verdad, cada vez más; quiero y escojo la pobreza con Cristo pobre, más que la riqueza; las humillaciones con Cristo humillado, más que los honores, y prefiero ser tenido por idiota y loco por Cristo, el primero que ha pasado por tal, antes que como sabio y prudente en este mundo". Se decidió a "escoger el Camino de Dios, en vez del camino del mundo"... hasta lograr alcanzar su santidad.

Una de las obras más famosas y fecundas de Ignacio fue el libro de los Los Ejercicios Espirituales. Es la obra maestra de la ciencia del discernimiento. Empezó a escribirlo en Manresa y lo publicó por primera vez en Roma, en 1548, con la aprobación del Papa. Los Ejercicios cuadran perfectamente con la tradición de santidad de la Iglesia. Desde los primeros tiempos, hubo cristianos que se retiraron del mundo para servir a Dios, y la práctica de la meditación es tan antigua como la Iglesia. Lo nuevo en el libro de San Ignacio es el orden y el sistema de las meditaciones. Si bien las principales reglas y consejos que da el Santo se hallan diseminados en las obras de los Padres de la Iglesia, San Ignacio tuvo el mérito de ordenarlos metódicamente y de formularlos con perfecta claridad.

Ejercicios Espirituales
(1548)




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